La Brújula Despistada

La Brújula Despistada
La Brújula Despistada.

viernes, 25 de enero de 2013

Nota al Margen

Entrada breve para dar un pequeño anuncio:
A partir de ahora escribiré una serie de entradas en el blog en las que hablaré de criaturas mágicas (y alguna leyenda) de aquí, de España. Tal vez resulte difícil "encontrar criaturas" por igual en todas las comunidades, pero intentaré que haya un poco de todo.







lunes, 14 de enero de 2013

Dos en Uno. Criticón Lalá


     El otro día fui al teatro a ver una obra titulada Siglo de Oro, Siglo de Ahora. Esta obra está formada por diversos sketches en forma de entremeses que nos muestran y nos demuestran que no hay tanta diferencia entre el Siglo de Oro y el Siglo de Ahora. Aquí se recupera el teatro como lo era en el Siglo de Oro: diversos entremeses juntos tratando diversos temas, formando una folía, (es decir, una locura). Pero esta vez, con el toque personal de la compañía, Ron Lalá: teatro con música en directo y un humor desternillante. Todo bien agitado. Estos entremeses son enlazados (cosidos, hilvanados, o más bien liados) por el hilo conductor de esta obra, el licenciado don Filólogo Lumbreras. Este personaje, (que en un principio da un poco de yu-yu, sobre todo por el pelo y la voz, cosas del barroco) tiene todo tipo de
El Licenciado don Filólogo Lumbreras.
"privilegios literarios" a lo largo de la obra: puede tratar con los personajes, introducir sus apartes o detener la escena, hacer notas al pie, incluso hablar con el público.
     El ritmo de esta actuación no cae en ningún momento en toda la obra, cuando los actores entran a través del patio de butacas, armando una mojiganga carnavalesca y avisándonos que "¡menuda folía vamos a montar!". Así zarpa esta obra, con la mojiganga en la que nos cuentan que una noche cada siglo, un barco de comediantes, de "cómicos de la legua", abordará nuestra tierra, y harán que "el Siglo de Oro siglo de ahora se vuelva".
Álvaro Tato como Hamlet e Íñigo Echevarría como don Quijote, con el que guarda cierto parecido.
     Sin perder su trepidante ritmo, y siempre todo en verso (como en el teatro del Siglo de Oro) el licenciado don Filólogo Lumbreras nos va guiando por los distintos entremeses, en los que se trata de forma crítica (y cítrica, como dicen ellos) los tiempos de ahora. Y así vamos viendo una loa (algo prosaica, dicho sea de paso) a Talía, la musa del teatro; un entremés sobre un sastre en el que nos enseñan los personajes por dentro y por fuera; una nueva teoría de por qué Shakespeare y Cervantes murieron el mismo día, en la que son protagonistas Hamlet y don Quijote; seguida de una jácara sacramental, la de la Partida Final, nada menos (don Filólogo Lumbreras nos explicará qué es eso) en la que cuatro pícaros muy peculiares se jugarán un orbe muy especial. También nos meteremos en política viendo cómo el conde-duque de Olivares y un político actual dan juntos un discurso, cómo dan el nihil obstat a una canción y cómo España viaja a Argel a pedir ayuda, ayuda que consigue a cambio de una maldición. También , y por si fuera poco, a Ron Lalá le da tiempo incluso a romper la cuarta barrera y durante un entremés de líos y amoríos el público interpretará el papel de eco. Don Filólogo Lumbreras nos explicará qué es el eco eco, por si hay algún despistado. Y, por último, como Fin de Fiesta, cinco veteranos de Flandes (únicos supervivientes a una batalla, gracias a una curiosa estrategia) cantaron algo de flamenco y respondieron a la pregunta que tiene una respuesta casi automática: ¿Quién mató al comendador?
 
     Un espectáculo absolutamente tronchante, en el que el público ve cómo el Siglo de Oro y el Siglo de Ahora son constantemente comparados, y comprueba que no hay tanta diferencia entre uno y otro, como si cada uno estuviera a un lado del espejo. Esta obra es también un homenaje al teatro puro y duro, como el del Siglo de Oro, ya que está compuesta enteramente en verso, y además utilizando recursos teatrales de la época. Así, don Filólogo Lumbreras nos va explicando qué es una folía, una jácara o un aparte; y también nos enseñarán cómo funcionaban los rumores en el Siglo de Oro y cómo funcionan en el Siglo de Ahora gracias al "experimentidero".
     Con esta obra no sólo disfrutas sino que aprendes de Historia y Literatura, o de Historia de la Literatura (también), y además divirtiéndote mucho, mucho, mucho. Yo os la recomiendo. Está de Lope.


 
El programa de la función, que estaba la mar de currado.









domingo, 6 de enero de 2013

Los "Regaladores".

Hoy, como imagino que habréis recibido vuestros (merecidos) regalitos, voy a aprovechar para hablar de las simpáticas personas que nos los traen:

Papá Noel: Este simpático anciano repartidor de regalos tiene su origen en san Nicolás de Bari (o de Mira), un obispo muy bondadoso y generoso, sobre todo con los pobres y los niños. Su fama de repartidor de regalos viene de la leyenda de los calcetines, que ya expliqué en otra entrada, y también del hecho de que fuese tan caritativo.
Años después, en Norteamérica el tradicional san Nicolás se fue transformando, gracias a dibujantes (como Thomas Nast), escritores (como Washington Irving, Clement Clarke Moore o L. Frank Baum) o anuncios navideños de televisión, hasta convertirse en el señor barbudo y bonachón que reparte regalos en un trineo tirado por renos y ayudado por duendes que conocemos hoy. Los niños le dejan leche y galletas para que coja fuerzas, y, para muchos, Papá Noel vive en el Polo Norte, o en tierras nórdicas, menos para los daneses. Para ellos, Papá Noel viene de Madrid, ¡y en barco!.
Papá Noel también tiene distintos nombres según el lugar. Los más conocidos son Papá Noel (que es una adaptación de francés Nöel. En muchos idiomas se traduce directamente y queda "Papá Navidad"), san Nicolás, Santa Claus (una deformación satírica en inglés de Sinterklaas, el nombre holandés) o el Padre de los Hielos, pero también se le llama Viejito Pascuero o Colacho.
La Bruja Befana: Befana es una amable bruja que trae regalos a los niños italianos. Los que han sido buenos, por supuesto. El nombre de Befana viene de la palabra epifanía. Cuenta la leyenda que los Reyes Magos se perdieron en su camino y pidieron ayuda a una anciana, y la invitaron de paso a acompañarlos. Ella rechazó la invitación, pero después se lo pensó mejor y salió con una cesta con dulces. Al no encontrarlos, desde entonces va dejando los dulces y regalitos en los calcetines o zapatos de los niños, por si alguno de ellos es el Niño Jesús. Así como a Papá Noel se le deja unas galletas y leche, a Befana le dejan una copita de coñac. En honor a ella, en Italia se ponen escobitas pequeñas en la punta del árbol.


Olentzero:
 Se trata de un personaje que trae los regalos en Navarra y el País Vasco. Olentzero (llamado también Olantzaro u Olentzaro) es un viejo carbonero que vive en el bosque fabricando carbón vegetal. Según la leyenda, un hada lo encontró cuando era bebé y lo llevó con un matrimonio sin hijos. Cuando Olentzero ya fue mayor, se dedicó a hacer regalos para los niños huérfanos cuando bajaba a vender carbón, y por eso el hada que lo recogió cuando era un bebé le dijo que a partir de entonces, repartiría regalos cada Nochebuena.

Los Reyes Magos: Estos tres traeregalos fueron tres magos que vieron la Estrella y la siguieron hasta Belén. En ningún momento se dice que sean reyes, solo magos, pero se les ha atribuido ese "cargo" por el hecho de ... Tampoco se dice nada acerca de sus nombres o característica, y ni siquiera se dice que fuesen tres. De hecho en las primeras representaciones, no se les pintaba como siempre los hemos visto. Fue san Francisco de Asís (lo recordáis bien, el inventor de los belenes) el que los representó así por primera vez: él leyó que esos magos venían "de todas las partes del 
mundo", así que puso tres en representación de los tres continentes que por entonces se conocían: Melchor, con la barba blanca, representa Asia, por la sabiduría y la ciencia; Gaspar representa Europa, porque es pelirrojo o castaño; y por ultimo Baltasar representa África. Se "dedujo" que los reyes eran tres también porque fueron tres los regalos que llevaron al Niño. 
Desde entonces, los Reyes Magos van dejando regalos a los niños, y ellos, para que sus camellos se recuperen, dejan en la terraza sus zapatos con nueces con cáscara dentro.